martes, 30 de octubre de 2012

Occidente ha creado un monstruo: el homo economicus




La crisis que vive Europa ha suscitado muchas interpretaciones. Algunos culpan  al Estado de Bienestar y provienen de aquellos liberales que lo quieren privatizar todo, proponen reducir el gasto público y las subvenciones. Otros se refieren a los excesos, a la falta de regulación en materia de equilibrios macroeconómicos que debiera haber ejercido el banco central europeo. Y no faltan los que van hasta tildar a griegos, españoles e italianos de flojos! Una menos conocida es la que tuve la ocasión de leer  en mi último viaje a Francia y proviene de Daniel Cohen, un destacado economista francés.  Lo que estaría pasando en las economías desarrolladas es que la economía guía al mundo con promesas de bienestar que nunca se alcanzan.
Retomando las bases de su propia disciplina, la teoría del hombre racional, Cohen devela la fragilidad del economicismo moderno.  El homo economicus es una ficción inventada por el análisis económico que supone que cualquier ser humano se comporta como  Robinson en una isla desierta, buscando maximizar su beneficio siempre y en todos los ámbitos de la vida. Simplificación excesiva que desemboca en lo que Pierre Bourdieu calificó de “monstruo antropológico”.
Con este razonamiento básico se han organizado las economías y los mercados: el ser humano es racional y buscará competir y lograr siempre más. El problema surge cuando nada lo satisface, la gente no es mas feliz cuando tiene mas. ¿por qué? porque todo progreso es relativo y se diluye rápidamente cuando nos comparamos con otros que…tienen mas!  Está de moda medir la felicidad como indicador de desarrollo humano, el problema es que no se correlaciona con el mejoramiento económico.
En nombre de la eficacia, económica, se ha introducido la competencia en la gestión de la unidad básica de la economía: la empresa. Pero resulta que para poder producir la empresa necesita mas cooperación que competencia. Desaparece poco a poco el valor trabajo, se recompensa en base a bonos y aumentan la desigualdades.  Surge una hiperclase ligada a la importancia creciente de las finanzas. Los ejecutivos financieros han visto subir sus ingresos en forma exorbitante lo cual llevó a un comentarista a decir que son como extranjeros: “crean su país dentro del país, su propia sociedad en la sociedad, su economía en la economía”.
Otra arista del reinado de la economía es que se ha introducido como valor en áreas como la salud, la educación, la cultura, las prisiones. Los criterios productivistas han liquidado el sentido y la razón de ser de las instituciones educacionales. La cultura, al no ser rentable, se privatiza.  
Los estudios y encuestas sobre el bienestar lo recuerdan día a día: la felicidad recula, las desigualdades crecen, la rabia aumenta. Y esta nueva especie, el homo economicus, sigue rampante propagando en todo el globo su lógica neo-darwiniana.
Recorriendo Europa me preguntaba que pasaría si los adalides del liberalismo económico logran sabotear el Estado de Bienestar, ese que financia el mejor transporte público del mundo, los mayores museos (les comparto imágenes de maravillosas obras de David Hockney que vi en el Guggenheim de Bilbao) las universidades sin fines de lucro, la educación laica y gratuita, la música, el cine de autor….y tantos otros regalos que nos atraen hacia el Viejo Continente.


 Cecilia Montero
Octubre, 2012

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